A los siete años emigró junto a su familia hasta Alemania. Allí vivió parte de su niñez y su adolescencia. Como anécdota, sus padres nos han contado que le gustaba estar con el cura de su pueblo (Ull) y hasta se hizo monaguillo. También pasaba gran parte del fin de semana en la Casa de España, donde divertía con sus cantes y bailes a todos los asistentes. Estudió su primera etapa del colegio y también cursó estudios de automoción. Trabajó en un taller pintando coches.
Volvió a España con 23 años a la localidad de Blanes (Gerona), donde trabajó varios años en la construcción. A los 14 años de regresar a España se instaló junto a su familia en su tierra natal, Argallón, donde trabajó como guarda en varias fincas de la localidad, debido al gran amor que les tenía a los animales; por ello cuidó ovejas, cochinos y caballos. Esporádicamente trabajó de camarero en los bares del pueblo y nunca fue capaz de negar a nadie su ayuda desinteresada e incondicional. Lo mismo ayudaba a bajar el Cristo de la Iglesia como a regar el huerto, a cortar cañas para la romería o incluso ayudaba a cualquier vecino a cortar leña. Siempre se podía contar con él.
Igual que para trabajar, podías contar con él para la juerga: no había baile que se le resistiera. Aunque no tuvo suerte en el amor, era muy amante de todos los niños. No había niño que se le cruzara y que no le dirigiera unas palabras o le obsequiara con cualquier chuchería. Tras una grave operación, se prejubiló con tan solo 42 años. Y, sin darle ninguna importancia a nada, disfrutó de todo lo que pudo a su manera.
Su vida se truncó en un grave accidente, el sábado 28 de septiembre del 2013. Si tuviéramos que escoger una frase para definirlo sería: «Gran amigo de sus amigos». Y aún se puede oír por las calles de Argallón, aunque sea en nuestros pensamientos, el sonido de su moto.
Asociación de Mujeres «La Españuela» de Argallón
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