viernes, 29 de noviembre de 2013

Hipocresía.

Tenemos el Día de los Difuntos cerca y eso me hace pensar en lo solos que están nuestros mayores, algunos de ellos en la residencia porque sus hijos trabajan y los nietos no van a visitarlos porque no pueden perder tiempo visitando «viejos». Qué diferente era antes su vida al lado de los suyos en el rincón más calentito de la casa, con la mecedora y los cojines más blanditos que se reservaban para los abuelos. Para ellos era el primer plato de sopa y su tortillita, porque el abuelo era siempre el primero en irse a dormir y había que mirar por su bienestar. A mí, personalmente, me gustaba sentarme a su lado escuchar todo lo que en su vida había pasado: era como si escuchase una novela porque su vida había sido eso. Ahora, los abandonan en una residencia o los dejan solos en su casa, sin apenas cuidarles y cuando mueren lloran sin consuelo. A veces pienso que se sienten culpables de no haber tenido más tiempo para dedicarles y que es por eso que en estas fechas tan señaladas compran el ramo de flores más grande y se dirigen al cementerio para decirles, cuando hay alguien delante, que los echan de menos, que no viven sin su presencia. ¡Pura hipocresía!

Conchi Torres
Asociación de Mujeres «Kronos» de Belmez

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