viernes, 29 de noviembre de 2013

A Manuel A. Fernández Sánchez.

Queremos dedicar este escrito a una persona entrañable, la cual ha dejado una gran huella entre todos sus amigos y familiares. Nació el día 11 de octubre de 1966 en Fuente Obejuna, siendo el segundo de cinco hermanos. Pasó sus primeros años de vida en dicha localidad. En la calle Santo se divertía como un niño más, tirándose desde el terraplén que había enfrente de su casa y que utilizaban como tobogán. Pasó la niñez entre Fuente Obejuna y Argallón (donde residía la mayoría de su familia).


A los siete años emigró junto a su familia hasta Alemania. Allí vivió parte de su niñez y su adolescencia. Como anécdota, sus padres nos han contado que le gustaba estar con el cura de su pueblo (Ull) y hasta se hizo monaguillo. También pasaba gran parte del fin de semana en la Casa de España, donde divertía con sus cantes y bailes a todos los asistentes. Estudió su primera etapa del colegio y también cursó estudios de automoción. Trabajó en un taller pintando coches.

Volvió a España con 23 años a la localidad de Blanes (Gerona), donde trabajó varios años en la construcción. A los 14 años de regresar a España se instaló junto a su familia en su tierra natal, Argallón, donde trabajó como guarda en varias fincas de la localidad, debido al gran amor que les tenía a los animales; por ello cuidó ovejas, cochinos y caballos. Esporádicamente trabajó de camarero en los bares del pueblo y nunca fue capaz de negar a nadie su ayuda desinteresada e incondicional. Lo mismo ayudaba a bajar el Cristo de la Iglesia como a regar el huerto, a cortar cañas para la romería o incluso ayudaba a cualquier vecino a cortar leña. Siempre se podía contar con él.

Igual que para trabajar, podías contar con él para la juerga: no había baile que se le resistiera. Aunque no tuvo suerte en el amor, era muy amante de todos los niños. No había niño que se le cruzara y que no le dirigiera unas palabras o le obsequiara con cualquier chuchería. Tras una grave operación, se prejubiló con tan solo 42 años. Y, sin darle ninguna importancia a nada, disfrutó de todo lo que pudo a su manera.

Su vida se truncó en un grave accidente, el sábado 28 de septiembre del 2013. Si tuviéramos que escoger una frase para definirlo sería: «Gran amigo de sus amigos». Y aún se puede oír por las calles de Argallón, aunque sea en nuestros pensamientos, el sonido de su moto.

Asociación de Mujeres «La Españuela» de Argallón

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