viernes, 24 de octubre de 2014

La lucha de las mujeres a lo largo de la historia.

En el siglo XVIII, la población en general no tenía derechos sociales, políticos ni jurídicos; había mucha desigualdad. Pero para la mitad de la población, que eran las mujeres, aún era peor. Su papel en la sociedad estaba relegado a la vida doméstica, labores de casa, procreación, cuidados de los hijos y subordinación legal al hombre: padre o esposo.

En el siglo XVIII, empezaron a surgir voces discrepantes de mujeres que no estaban de acuerdo con la situación, incluso con declaraciones de hombres y movimientos avanzados en reivindicar derechos sociales, pero que siempre a la mujer la dejaban de lado. Pensadores y filósofos como Rousseau decían que las mujeres debían recibir una educación diferente, pues ellas estaban hechas para agradar. Pero ya entonces (principios del siglo XVIII) había mujeres que defendían la misma educación para todas.

Con las revoluciones liberales burguesas, se planteó la igualdad jurídica, libertades y derechos políticos, pero siempre las mujeres quedaban al margen de estas conquistas. Por ese motivo, en EE.UU. y Europa surgieron movimientos de mujeres luchando por sus derechos. Todo esto es llamado Primera Ola del Movimiento Feminista.

La Segunda Ola comenzó en el siglo XIX hasta mediados del XX. En sus inicios, fueron los movimientos sufragistas (derecho al voto) los más presentes. El primer estado en reconocerlo fue el estado de Wyoming en EE.UU. en 1869.

En Europa, Flora Tristán y Rosa Luxemburgo defienden derechos laborales.

Estos movimientos luchaban por la igualdad y su emancipación. Luchaban contra la dominación y violencia de los hombres sobre las mujeres y la asignación de roles sociales según el género.

Entre el final de la Segunda Ola y la Tercera, Simone de Beauvoir, en 1950, escribió El segundo sexo, que fue una revolución. Decía que lo que se consideraba femenino no era más que una convicción social; no era biológico sino cultural: «No se nace mujer, se llega a serlo«». Este libro inspiró la Tercera Ola del movimiento feminista hasta la actualidad.

El feminismo es la lucha de las mujeres por la igualdad de todos los seres humanos. El feminismo es heterogéneo; se puede decir que existen feminismos, en plural.

Hay diferentes tipos: cultural, liberal, radical, eco-feminismo, anarco-feminismo, de la diferencia, de la igualdad, marxista, separatista, filosófico, islámico, lésbico, transfeminismo y puede que más. En todo el mundo queda mucho por hacer por la igualdad.

El feminismo en España tuvo menor envergadura, dado el retraso general con respecto a Europa. Estuvo centrado en reivindicaciones sociales, como educación y trabajo, y no en reivindicaciones políticas. Había una legislación basada en la discriminación de la mujer: los códigos civil (1889), penal (1870) y de comercio (1885).

La mujer casada no disponía de autonomía personal o laboral; tampoco económica, pues ni tan siquiera era dueña de los ingresos que generaba su propio trabajo. Debía obedecer al marido, (anteriormente al padre), necesitaba su autorización para desempeñar actividades económicas y comerciales, para realizar compras que no fueran las del consumo doméstico. La ley no reconocía a las trabajadoras casadas la capacidad necesaria para controlar su propio salario y establecía que este debía ser administrado por el marido. El poder del marido sobre la mujer fue reforzado además con medidas penales hasta tal punto que, por ejemplo, el Código Penal estableció que la desobediencia o el insulto de palabra eran suficientes para que la mujer fuera encarcelada. Asimismo, la doble moral sexual le permitía al hombre tener relaciones extramatrimoniales y a la mujer se las prohibía.

Pese al retraso en España del Movimiento Feminista, diversas mujeres iniciaron la defensa de la igualdad. Dolors Monserda (1845-1919) defendió los derechos de la mujer desde una perspectiva nacionalista y católica. Teresa Claramunt (1862-1932), obrera textil y militante anarcosindicalista, reivindico el papel de la mujer como madre educadora de los hijos. María Echarri (1878-1955), concejal del Ayuntamiento de Madrid e inspectora de trabajo del Instituto de Reformas Sociales, promovió, desde el feminismo católico, algunas mejoras para las obreras; destaca la «Ley de la silla», de 1912, que decía que el empresario debía proporcionar una silla a todas las mujeres.

A partir de los años 20 se añaden demandas políticas. En 1918 se crea ANME (Asociación Nacional de Mujeres Españolas). Eran de clase media. Destacaron Clara Campoamor y Victoria Kent; planteaban claramente el sufragio (el voto). Junto a esta asociación crecen agrupaciones varias, destacando la cruzada de mujeres españolas dirigida por la periodista Carmen de Burgos y que hicieron la primera manifestación callejera, reivindicando el voto para las mujeres en mayo de 1921 en Madrid. El voto se consiguió en la Segunda República (1931-1936), también la ley del divorcio en 1932. El régimen republicano progresista estaba poniendo a España a la altura de los países avanzados en cuanto a leyes por la igualdad. Todo esto se truncó con el golpe de estado, la guerra y la dictadura.

En los años 70, surge un movimiento feminista con bastante fuerza; incluso hubo un partido feminista que también tenía una revista llamada «Vindicación Feminista» (yo misma estuve suscrita a ella). Duró unos 3 años; ayudó a contactar con todo el movimiento feminista en España e incluso a nivel internacional.

Con la democracia se empezaron a conseguir derechos. Tenemos derechos pero en la sociedad y sobre todo en la familia, mucha dependencia y quizás miedo. Nosotras tenemos en nuestras manos cambiar todo esto, juntas, para crear una nueva sociedad. Nos queda mucho por lo que luchar. Adelante.

Una frase que no sé quien la escribió: «Las cadenas de la esclavitud solamente atan las manos; es la mente lo que hace a los seres humanos libres o esclavos».

Paula Romero
Asociación de Mujeres «Alegría de la Sierra» de Ojuelos Bajos

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